La fotodepilación es el uso de tecnología especializada que emplea luz para lograr una depilación a largo plazo o semipermanente. La tecnología usada para depilación incluye la luz pulsada intensa (IPL) y algunos tipos de láser (rubí, diodo, alejandrita, Nd:Yag pulso largo). Los equipos emplean energía en forma de luz para destruir selectivamente el pelo, sin dañar la piel adyacente. El folículo piloso absorbe la energía lumínica transformándola en calor, provocando una quemadura controlada de la zona donde se encuentran las células madre del pelo, inhibiendo su crecimiento. A este proceso se le conoce como fototermólisis selectiva.
La mayoría de las personas pueden tratarse con fotodepilación. Se han desarrollado aparatos seguros para pieles morenas. No pueden recibir tratamiento pacientes con pieles bronceadas (por el sol o por camas de bronceado) y el pelo muy claro no responde bien a la fotodepilación.
¿Qué diferencias existen entre la IPL y el láser?
La luz pulsada intensa (IPL) es una lámpara que emite luz que no es coherente y se desplaza en direcciones y amplitudes distintas. Con el uso de filtros es posible concentrar el rayo de luz a cierta longitud de onda específica. Por lo mismo es un aparato versátil. La IPL es menos precisa, pero al mismo tiempo permite tratar muchos tipos de piel y diferentes tipos de vello.
El láser (Light amplified by stimulated emmision of radiation) es un equipo que emite luz de una sola longitud de onda, logrando ser mucho más específica que la IPL. Los láseres especializados para fotodepilación son equipos que disparan fotones que son captados por la melanina.
Ambos tipos de fotodepilación (IPL y láser) son efectivos, sin embargo, es necesario hacer la evaluación por el dermatólogo para elegir el equipo más indicado para cada paciente, dependiendo de las características individuales.
Los equipos tratan únicamente el vello que se encuentra en fase de crecimiento, es necesario realizar varias sesiones para tratar la mayoría del vello. El número de sesiones varía de acuerdo a la cantidad de vello inicial, la zona del cuerpo y el grosor del vello que se desea depilar, en general van de 8 a 10 sesiones, separadas cada 4 semanas entre sesión, sin embargo esto cambia de paciente a paciente, hay pacientes que requerirán menos sesiones y hay otros en los que la respuesta es más lenta. En ocasiones es necesario hacer sesiones de mantenimiento 1 vez al año para conservar el efecto.
Es necesario que el tratamiento sea realizado por personal capacitado, ya que de no ser así hay riesgo de quemaduras o daño permanente en la piel.
La sesión puede ser un poco molesta, sobre todo en zonas sensibles, por lo que en ocasiones se puede aplicar previamente una crema con anestésico tópico. Posteriormente al tratamiento puede haber enrojecimiento o sensibilidad de la zona, la cual no requiere un tratamiento específico. Existe riesgo de quemadura y efectos adversos si se realiza la sesión sobre piel bronceada o con algunos tipos de máquinas en pieles morenas. Es importante recalcar que no existe riesgo de cáncer con ninguno de los equipos empleados para fotodepilación.
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Redacción Dermalomas
Equipo de doctores investigadores especialistas en dermatología con una amplia experiencia y una probada trayectoria.